viernes, 8 de febrero de 2013


MEMORIA HISTÓRICA

Mi reto es crear una memoria histórica: “facultad que se tiene para conservar los acontecimientos, los fenómenos, los sentimientos, los ideales, las normas, las costumbres y los valores autóctonos, genuinos que caracterizan a una nación y trasladarlos al plano de la conciencia histórica.

Dentro de la curricula básica encontramos una asignatura que por generaciones ha creado ciertas actitudes de rechazo, pesadez, indiferencia y falta de involucramiento tanto por parte de docentes, padres de familia como de alumnos. “Historia”.

Estas situaciones han presentado insuficiencias en cuanto a la amplitud de los contenidos, nivel de aprehensión y conocimientos generales y por consiguiente los resultados obtenidos no son los que deberíamos vislumbrar, dada la riqueza de material que nos da esta asignatura.

Algunos factores atribuibles que detecto a lo largo de la preparación escolar que he tenido y de la experiencia docente es, que la enseñanza de la historia se ha centrado principalmente dentro del salón de clases y además,  con prácticas rutinarias que acaban por desmotivar al alumnado en esta área de conocimiento.

Así mismo al hacer énfasis continuo del pasado, el alumno no encuentra claramente la relación entre lo ocurrido, con lo que permea en su vida presente.

De estas situaciones difícilmente podremos encontrar un sentido de pertenencia o de  identidad nacional acordes a lo que su dimensión personal, local, estatal, nacional y mundial han trascendido en su entorno.

Junto a esta desmotivación del alumno por el aprendizaje de la historia y el sentimiento de inutilidad del aprendizaje de estos saberes, considera que su participación en la vida social no repercute en la creación y continuidad de los sucesos que haya estudiando o conociendo, ya que se aprecian a los protagonistas, “héroes”, personalidades, como lejanos, sin sentirse así mismo como un ente valioso y protagónico.

Desde estas concepciones me adentro a la necesidad de lograr movilizaciones de saberes, actitudes, acciones, y valores eficaces y eficientes y fomentar la memoria histórica, como parte de su presente, su pasado y su futuro.

La memoria histórica es un concepto historiográfico de desarrollo relativamente reciente, que puede atribuirse en su formulación más común a Pierre Nora, y que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.

La reconstrucción de la memoria histórica debe adentrarnos a diversos ámbitos y priorizar de grupos sociales que han sido más vulnerables tales como: las mujeres, los afroamericanos, los indígenas, las culturas colonizadas, los trabajadores, etc.

La reconstrucción de esta  memoria no debería quedarse únicamente dentro de un ciclo escolar con un docente comprometido y en procesos de profesionalizaciòn, sino que también requiere un desgranamiento de aquellos hechos que se nos han hecho aceptar como únicos y reales y buscar otras fuentes de confrontación a lo largo de nuestra vida.

Es imprescindible que esta memoria nos ayude a superar el pasado. Un pasado repleto de hechos y actos que deberían ser olvidados como condicionantes del presente y del futuro, como factores políticos.

La memoria colectiva, al igual que la memoria individual, no conserva el pasado de modo preciso; ella lo recobra o lo reconstruye sin cesar a partir del presente y de la visión de quien este remembrando el hecho.

Existen tantos sucesos en la historia de nuestra nación: conquista, colonia, independencia, revolución, elecciones, movimientos… y tantas visiones, experiencias, creencias y en  esa memoria histórica cada grupo, cada persona selecciona y hace recuento de lo que sabe, lo que le han dicho, lo que percibe que significa uno u otro, pero existe una memoria general que recibimos por los “vencedores”

¡Debemos empezar a actuar!, desde nuestras aulas, con esfuerzo, entrega y compromiso, reestucturando nuestro actuar e innovando día a día para crear conciencias sociales activas.

  • Fundamentar una concepción didáctica de la historia relacionada con las demás áreas de conocimiento impartidas desde nuestras aula.
  • Fortalecer la idea de nación, entendiendo ésta como la comunidad de hombres que comparten una historia y una cultura. Es una de las condiciones básicas para la existencia de cualquier nación y uno de los principales elementos para la formación de la conciencia nacional.
  • Evitar la idea tradicional de la historia dedicada a la conservación y transmisión de los contenidos culturales de una generación a otra, creando una historia como instrumento de transformación del presente, si analizando el pasado, pero ver esos aciertos, dificultades  tropiezos como forma de crecimiento y renovación. En donde el alumno sea capaz de debatir, opinar y crear.


Utilizando estos principios en la escuela, motivaremos al alumno para que se conozca a sí mismo, valore lo que hace y le vea sentido a su vida, ame su ciudad, o la zona en que vive ayudando a transformarla y cuidarla haciendo uso de valores más tangibles.

¿Pero como lograrlo?

Tenemos largo camino por delante, iniciemos, tomando en cuenta las necesidades e intereses de nuestros alumnos.

Exploremos los conocimientos, habilidades y actitudes previas del alumno para el aprendizaje de la historia.

Introduzcamos el tema y preparémoslo.

Permitamos que ellos expongan, debatan, evalúen y de sus conclusiones.

Fomentemos la socializaciòn dentro y fuera de la escuela.